《善与人同》Cuando la llama se multiplica: virtudes compartidas en la visión de Mencio

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Decía Mencio:
«Zilu, cuando alguien le señalaba una falta, lo recibía con alegría.
El Gran Yu, al escuchar palabras que orientaban hacia el bien, las agradecía con reverencia.
Shun, en cambio, era aún más vasto: sabía promover el bien de otros y compartirlo entre todos, estaba dispuesto a dejar de lado su propio parecer y a acoger, con gozo, la virtud y la bondad que encontraba en los otros».

 孟子曰:«子路,人告之以有过则喜;禹闻善言则拜。大舜有大焉:善与人同,舍己从人,乐取于人以为善。»

Introducción

En la tradición de Mencio, cada sabio encarna un peldaño en el camino de la virtud compartida.
Zilu representa la disposición humilde de aceptar la corrección: cuando alguien le señalaba un error, lo recibía con alegría, sabiendo que esa verdad lo perfeccionaba.
El Gran Yu simboliza un grado superior: al escuchar palabras que orientaban hacia el bien, reverenciaba con gratitud, abriendo el corazón a la virtud ajena.
Pero Shun llevó esta actitud a su máxima expresión: supo promover el bien de todos y entre todos, dejar de lado su propio parecer para acoger lo valioso de las ideas ajenas, y así convertirlas en guía de gobierno y de vida.

De la corrección aceptada (Zilu), pasando por la gratitud hacia la palabra buena (Yu), hasta la plena colaboración en el bien común (Shun), se despliega un itinerario que conduce a la altura de los santos y virtuosos.

El reconocimiento del bien ajeno

Quien reconoce el bien ajeno, lo valora con sinceridad y se alegra colaborando en su florecimiento —enseñaba Mencio— alcanza un estadio superior en el cultivo de sí.
En este gesto se manifiesta algo más que cortesía: es la superación de los límites del yo y la apertura de un espíritu que se expande hacia lo universal.


El primer peldaño: aceptar la corrección

El primer peldaño de este camino es, sin duda, la disposición a recibir con gratitud la corrección.
Quien agradece la palabra que desnuda su error ya posee una nobleza rara: permite que la verdad lo perfeccione y lo libere de desvíos.

Este movimiento, aunque arduo para muchos, resulta relativamente accesible, pues el error se percibe como una piedra en el sendero: algo concreto que, una vez removido, alivia y despeja la marcha.


Un paso más profundo: gratitud ante la palabra de bien

Más profundo, sin embargo, es el acto de agradeceer ante la palabra de bien.
Recibirla con gratitud y dejar que ensanche el corazón supone un temple distinto: allí el alma se ejercita en la humildad, desaprende la arrogancia y aprende a recibir la luz del otro sin celos ni resistencias.

Se trata de una disciplina del espíritu que ya no se limita a corregir lo torcido, sino a dejarse fecundar por la virtud ajena.


La cima más escarpada: honrar virtudes diferentes

Pero existe una cima más alta, y por eso más escarpada: reconocer y honrar las virtudes ajenas incluso cuando éstas difieren de la propia visión, de los propios intereses o de la posición que ocupamos en el mundo.

Fácil es, como muestra la historia humana, aferrarse al propio bien, insistir en la razón que creemos encarnar, avanzar con obstinación en un único camino.
Lo arduo, lo verdaderamente transformador, es aceptar que el mundo no se divide en blanco y negro; que la pluralidad de valores constituye la savia misma de la cultura humana; y que lo bueno, lo justo y lo bello emergen de modos múltiples, según los contextos, las miradas y las circunstancias.


La paradoja del reconocimiento

Aquí se revela una paradoja: con frecuencia, el ser humano teme que reconocer el bien o la razón en los demás lo empequeñezca.
Es la sombra del ego, que se imagina disminuido por la grandeza ajena.

Pero la verdad es otra: quien reconoce el valor de los demás se engrandece.
Una llama no se extingue cuando enciende otra; al contrario, el fuego se multiplica y la claridad se hace común.

Así también, quien promueve el bien ajeno no pierde su propia luz: se convierte en custodio de una luminosidad compartida, en artífice de una grandeza coral.


La mente verdaderamente abierta

La mente verdaderamente abierta es, pues, aquella que, sin abandonar la búsqueda de su propia rectitud, sabe honrar la rectitud de los demás.

Y si, más aún, una persona logra desprenderse de la obcecación por su propia razón y se dispone no solo a aceptar, sino a acompañar, sostener y promover el bien ajeno, entonces —como afirmaba Mencio— ha alcanzado la altura de los santos y virtuosos.


El ejemplo de Shun

Así fue Shun: su corazón no se limitaba al afán de perfeccionarse a sí mismo, sino que albergaba el anhelo del bien de toda la humanidad.
Su cultivo no era solitario, sino compartido; su virtud no se agotaba en la interioridad, sino que se expandía hacia los otros, hasta convertir la vida en una obra coral.

Por eso la tradición lo veneró como un “santo rey”: porque su grandeza residía en hacer del bien una tarea común, en ensanchar su corazón hasta abarcar al mundo entero.

引言

在孟子的传统中,每一位圣贤都象征着通往共享之德的阶梯。
子路代表着谦逊接受纠正的态度:当有人指出他的错误时,他总是欣然接受,因为知道那是真理在成全自己。
大禹则象征更高的境界:当听到导向善的话语时,他怀着感恩而恭敬地接受,并由此开放心灵,迎纳他人的德行。
至于大舜,则将这种态度推至极致:他懂得推广众人的善,并与人同善,乐于放下己见,接纳他人宝贵的思想,并使之成为治理与生活的指引。

从接受纠正(子路),到感恩于善言(大禹),再到完全参与于共同之善(大舜),展现了一条迈向圣人与大德之境的心灵之路。


承认他人之善

孟子教诲我们:能够承认他人的善,真诚地赞赏它,并乐于助其发扬,便已达到修养自我的更高境界。
在这一举动中,显示的不仅仅是礼貌,而是超越自我的界限,使心灵向更广阔的普世境界敞开。


第一阶梯:接受纠正

此道的第一阶梯,无疑是怀着感恩之心接受纠正。
能感谢指出自己错误的话语之人,已经拥有罕见的高贵:因为他允许真理来成全自己,并解脱偏差。

这种姿态,虽对许多人而言艰难,但却相对容易实践,因为错误就像道路上的石头:具体可见,一旦移除,便能使行程轻快而清明。


更深一层:感恩于善言

然而,更深的一步,是在听到善言时心怀感恩。
能够怀着感恩之心去接受,并让善言扩展心胸,需要一种不同的气度:灵魂在此操练谦卑,忘却傲慢,学会无嫉无妒地接受他人之光。

这是一种心灵的修炼,不仅仅是改正偏差,而是让自己被他人的德行所滋养。


最险峻之巅:尊重不同的德行

然而,还有一座更高、更险峻的高峰:即使他人的德行与我们的观点、利益或立场不同,仍能承认并尊重之。

人类历史昭示我们:固守己见、坚持自以为是的正道,并一意孤行,实在容易。
而艰难却真正具转化力的,是认识到世界并非只有黑与白;价值的多元,正是人类文化的血脉;而善、美与正义,往往随着不同情境、视角与境遇而展现出多种面貌。


点一盏灯,万万千千的灯都会跟着明亮起来

在哲学与心理学中,都揭示了一种人类内心的矛盾:人往往害怕承认他人的善与正理,因为担心这样会使自己渺小。这是自我的阴影,以为他人的伟大会减损自身。甚至为此而贱人圣己。

然而,事实恰恰相反:承认他人价值的人,反而因此更加伟大。
一根火焰,在点燃另一根蜡烛时并不会熄灭;相反,火焰得以倍增,光明变得共享。

同样地,那些推广他人之善的人,不会失去自己的光亮;反而会成为共同光辉的守护者,成为合奏宏大德行的缔造者。


真正开放的心

因此,真正开放的心灵,是那种既不放弃自我的正直,又能尊重他人正直的心。

而若一个人更能放下对自己意见的执著,愿意不仅仅是接受,而是同行、扶持并推广他人的善行,那么——正如孟子所说——他便已经达到了圣人的高度。


舜的榜样

大舜便是如此:他的心胸不仅仅停留于自我修养,而是怀抱整个人类之善。
他的修养并非孤立,而是与人共享;他的德行不仅在于内心,更在于扩展至他人,最终将生命化为一首合奏的乐章。

因此,传统尊他为「圣王」:因为他的伟大,在于把善行视为共同的事业,把心胸扩展至能容纳天下苍生。

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