Meng Wubo preguntó sobre la piedad filial.
El Maestro respondió: «Lo único que aflige a los padres es la enfermedad de sus hijos».
En el tejido de la existencia humana, el primer hilo que se enhebra es aquel que une a padres e hijos, un lazo forjado en el vientre materno. Desde el instante en que la vida germina, la madre custodia su alimento como quien guarda un tesoro, rehúye todo peligro y, con frecuencia, renuncia incluso a remedios que pudieran aliviar su propio dolor si sospecha que una sombra de daño podría rozar al ser que lleva dentro.
Meses de vigilia amorosa, de espera colmada de ternura y temblor, hasta que al fin irrumpe en el mundo el primer llanto del recién nacido. Ese grito inicial, esa búsqueda instintiva del pecho materno, queda grabado en el alma como un eco perpetuo. Pero el alivio del parto no es el fin de la inquietud, sino el umbral de un amor más hondo. Siguen las noches en vela, las fiebres repentinas, los tropiezos de la infancia, las tormentas de la adolescencia… y así, en un fluir incesante, el amor parental se extiende como un río subterráneo que nutre cada etapa del crecimiento.
No en vano el proverbio oriental susurra: «Solo al estrechar a tu propio hijo comprendes el amor que te dieron tus padres». Tampoco es casual que, cuando llega el Día de la Madre, tantos labios tarareen aquella canción que la pinta como un pedazo de cielo. Porque en la enfermedad de un hijo, el sufrimiento parental talla surcos imborrables; y en su recuperación, la alegría trasciende toda palabra. Para un padre o una madre, el bienestar de sus hijos es altar sagrado, llama que no se apaga con los años, la distancia ni la independencia.
Tal vez por ello, Confucio dedicó numerosas enseñanzas a la piedad filial, abordándola desde distintas perspectivas. En este breve pero profundo diálogo con su discípulo Meng Wubo, expresó con claridad una de las mayores preocupaciones que anidan en el corazón de los padres: la salud de sus hijos.
La salud es un bien supremo para toda persona y forma parte esencial del interés superior de niñas, niños y adolescentes, principio rector consagrado en la Convención sobre los Derechos del Niño —instrumento de jerarquía constitucional en la República Argentina— y desarrollado con precisión en la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Esta norma reconoce expresamente el derecho de todo niño, niña y adolescente a gozar del más alto nivel posible de salud física y mental, en condiciones de equidad, dignidad y sin discriminación alguna.
A medida que los adolescentes crecen, adquieren de forma progresiva autonomía para tomar decisiones sobre su cuerpo y su salud, en función de su edad y grado de madurez. Sin embargo, esa libertad no es absoluta: debe ejercerse con responsabilidad, en armonía con su desarrollo integral y en sintonía con el cuidado amoroso que han recibido desde el inicio de sus vidas.
Actitudes que comprometen gravemente la salud —como el consumo de sustancias psicoactivas, las carreras callejeras (picadas), la adicción a los videojuegos, el abuso de alcohol o la privación voluntaria del descanso— no solo ponen en riesgo su bienestar físico, mental y emocional, sino que también contradicen el espíritu de respeto y gratitud hacia quienes velaron por ellos desde el seno materno.
Asimismo, existen otras conductas que, aunque muchas veces son minimizadas o incluso normalizadas en la cultura juvenil, comprometen seriamente la salud integral de los adolescentes. Entre ellas se encuentran el uso excesivo de redes sociales —que puede generar ansiedad, dependencia emocional o distorsión de la autoestima—; los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia o la bulimia; el sedentarismo extremo, la privación crónica del sueño, el aislamiento social voluntario, las conductas autolesivas, la sobreexposición a contenidos nocivos y la sexualidad ejercida sin orientación ni cuidados adecuados. Todas estas prácticas, en mayor o menor medida, afectan el desarrollo pleno de la persona adolescente y vulneran su derecho a una vida saludable, digna y segura.
Por eso, este diálogo entre Confucio y Meng Wubo cobra una vigencia singular en nuestra época, donde, muchas veces, la exaltación unilateral de los derechos de niñas, niños y adolescentes tiende —involuntariamente— a desatender las fatigas, el desvelo y el sufrimiento silencioso de quienes los han cuidado con amor incondicional.
Cuidar la salud no es solo una responsabilidad individual: es también una forma profunda de honrar a quienes nos dieron la vida.
Practicar la piedad filial en el mundo de hoy no implica únicamente obediencia o palabras de gratitud, sino asumir con conciencia el valor del cuerpo y de la vida que nos han sido confiados. Cuando una persona joven cuida de su bienestar físico y mental, no solo se respeta a sí misma: también honra, con humildad y en silencio, el amor, los desvelos y los sacrificios de sus padres.
孟武伯问孝。
子曰:“父母唯其疾之忧。”
在人类生命的织锦中,最初编织上的那一缕线,便是父母与子女之间的连结,一种在母胎中便已铸成的羁绊。自生命萌芽的那一刻起,母亲便如守护宝藏一般谨慎对待饮食,避开一切可能的风险。她常常宁愿忍受自身的疼痛,也不愿服用可能对腹中胎儿带来丝毫伤害的药物。
数月的爱心守候,充满温柔与不安的期盼,终于迎来了新生命的啼哭声。那一声初啼,那一刻本能地寻觅母乳的渴望,仿佛在灵魂深处刻下一道永不磨灭的印记。然而,分娩的释然并非忧虑的终点,而是更深沉爱的开端。随之而来的是无数不眠之夜、突如其来的高烧、童年的跌撞与青春的风暴……这份父母之爱,如潜流般持续滋养著孩子人生的每一个阶段。
东方有谚语如是低语:“抱过自己的孩子,方懂父母的恩情。”也难怪每逢母亲节,总有无数人低声哼唱那首歌,称母亲为“天上的一片云”、“人间的一抹天光”。因为当孩子生病时,父母所受的煎熬足以在心上刻下深深的痕迹;而当孩子痊愈,父母的欣喜亦超越言语所能形容。对父母而言,子女的安康是一座神圣的祭坛,是一团纵使经年累月、历经风霜也不会熄灭的心火。
也许正因如此,孔子对孝道有着诸多阐述,从不同角度诉说其意。在与弟子孟武伯的简短对话中,他以简练却深刻的语句,道出了父母心中最沉重的牵挂之一:孩子的健康。
健康,是每个人最基本且最宝贵的福祉,也构成儿童及青少年最佳利益的核心之一。这一原则已被《儿童权利公约》明确规范,该公约具有宪法位阶,并在阿根廷的《第26.061号法律──儿童及青少年全面权利保护法》第十四条中具体化。该条文明确指出:所有未满十八岁者均有权在平等与尊严的条件下,享有身心健康的最高水准。
随着青少年的成长,他们逐渐取得关于自己身体与健康的自主决策能力,这一点应依其年龄与成熟度而定。然而,这种自由并非无限的,它应以负责任的态度行使,与个人整体发展保持一致,并与其自生命初始便获得的爱与照顾保持和谐。
那些严重危害健康的行为──例如吸食毒品、参与非法街头赛车(俗称“飙车”)、沉迷电玩、酗酒或故意剥夺自身睡眠──不仅危及青少年的身体、心理与情绪发展,也违背了对父母之爱与感恩的基本伦理,辜负了他们自子女在母胎中便开始的守护与付出。
此外,还有许多在当代青少年文化中被低估甚至合理化的行为,同样对健康构成严重威胁。例如过度沉迷社群媒体,导致焦虑、情绪依赖或自我形象扭曲;饮食失调,如厌食症或暴食症;长时间久坐不动与系统性地剥夺睡眠;选择性社交隔离、自残行为、沉浸于有害内容,或在缺乏引导与保护的情况下从事性行为。这些行为无论轻重,皆对青少年的整体发展造成影响,损害他们享有健康与有尊严生活的权利。
因此,孔子与孟武伯之间这段对话,在当代社会尤显珍贵与迫切。今日,我们往往强调儿童与青少年的权利,却在无意之中忽视了那些为保护、照顾与培育他们而默默承受疲惫与焦虑的父母。
珍惜健康,不仅是对自身的责任,更是一种深刻的孝行。
在今日的世界中,实践孝道不再只是听从与口头感谢,更应是一种自觉与成熟的行动──体认生命与身体的可贵,理解那份由爱而来、历经辛劳所守护的存在。当一位年轻人珍视自身身心的安康时,他不仅是在尊重自己,更是在以最沉默而有力的方式,回应与敬谢父母的爱、操劳与牺牲。